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sábado, 4 de febrero de 2017

¿SUPOSITORIO: DEL DERECHO O DEL REVÉS?


¿Cómo se pone un supositorio? Es posible que el 99,9% de las personas a las que realices esta pregunta respondan lo mismo: ese glamuroso invento farmacológico se introduce por el lado de la punta. Sin embargo, vamos a ver que no hay consenso al respecto.


 


Un poco de historia del Suposittorium

El origen de los supositorios es ciertamente antiguo y se tiene constancia de que los antiguos egipcios, griegos y romanos ya utilizaban este sistema. Aunque fue a partir de finales del siglo XIX cuando su uso se extendió a la población por fabricarse a gran escala y comenzó a establecerse como estándar el familiar modelo torpedo, cuyo diseñador (Henry S. Wellcome) sugería su introducción por el extremo afilado. Y, así, desde los comienzos mismos de esta forma característica de supositorio, su colocación fue muy unida al sentido común y muy poco, por no decir nada, a la ciencia.

Durante la década de los 70, los supositorios de glicerina fueron el medicamento estrella, tanto es así que es difícil encontrar a alguien que ronde los 40 que no haya recibido uno de estos 'impactos'.

Históricamente han tenido indicaciones poco menos que cuestionables como las de los supositorios radioactivos para el tratamiento de la impotencia (Vita Radium, un producto para el uso rectal por parte de los hombres que devolvía el tono del sexo y confería energía a todos los sistemas: nervioso, glandular y circulatorio, según la publicidad. Y no acababan ahí sus beneficios, eran buenísimos contra las hemorroides y las llagas rectales -aunque no entiendo cómo, ya que los supositorios cargados de radiactividad debían introducirse por ahí precisamente-.. Cualquiera diría que no dejaban nada vivo a su paso, literalemente).





Actualmente son formas farmacéuticas poco utilizadas por los adultos, pero se siguen utilizando con frecuencia por su comodidad en lactantes y niños pequeños (evitamos que tengan que tragar, mal sabor de medicamentos, etc), en personas inconscientes o que no pueden tragar.

¿Cómo se pone realmente un supositorio?
Sea como fuere, ¿por dónde se pone en supositorio, por el lado afilado o por el plano? Esta trascendental y controvertida pregunta no tiene una respuesta clara y contundente.

Aunque durante un siglo se ha estado introduciendo por el lado extremo afilado, en 1991 apareció un estudio en la prestigiosa revista médica The Lancet que dio un giro de 180º al supositorio, tanto en el sentido metafórico como en el literal. A partir de seiscientos voluntarios, la mayoría egipcios, el estudio sugería que poniendo la punta plana primero, la inserción es más sencilla y satisfactoria porque el esfínter anal empujaba el extremo afilado hacia arriba y además se retenía mucho mejor que de la otra forma y era mucho menos probable tener que introducir el dedo por el ano para colocarlo bien. Las conclusiones se convirtieron inmediatamente en dogma: a partir de entonces, no sólo se explica así en las facultades de medicina sino que pasa a ser el estándar que se enseña en las escuelas de enfermería de todo el mundo. O sea que si vas a un hospital y necesitas un supositorio, probablemente te lo pondrán del revés. Pero lo más sorprendente es que después de este trabajo revolucionario, nadie vuelve a hablar nunca más del tema. Un artículo del 2006, publicado en el 'Journal of Clinical Nursing', se hacía cruces y reclamaba que serían necesarios estudios más completos y extensos antes de establecer una normativa tan universal.

Mientras tanto, parece que sólo existe una cosa totalmente cristalina hoy en día en cuanto a la colocación de los supositorios: que hay que sacarlos del blíster antes de introducirlos por donde la espalda pierde su digno nombre.

Otra cuestión interesante que no quiero que se me pase es que cuando hay que partir el supositorio porque la dosis tiene que ser la mitad, la forma de partirlo es a lo largo y no a lo ancho como se hace a veces.

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