Altoooooo no beséis más sapos que no
hay nada que hacer. Puede que existan los príncipes azules, las princesas, sapos,
brujas y hadas bondadosas. Otra cosa bien distinta son los príncipes de sangre azul...
La sangre es, por definición, roja. De hecho, su
similitud con el color de la salsa ketchup ha hecho en más de una ocasión que la
segunda se utilice como sustituto de la sangre en más de una película de bajo y
nulo presupuesto. Pero si la sangre tiene este color ¿por qué rayos vemos las venas
azules?
Espero que mis lectores no tengan hemofobia (fobia a la sangre) no me
gustaría inducir desmayos. Ya sabes, si empiezas a notar la tensión baja,
agacha la cabeza o vete a algún sitio donde tumbarte para evitar el síncope.
Dentro del cuerpo humano las cosas funcionan de la
siguiente manera: el corazón bombea sangre a nuestros pulmones, donde la misma se oxigena. Luego de esto
la sangre entra en circulación abriéndose camino por las arterias, y en este
momento su color es rojo intenso. Posteriormente, la sangre atraviesa pequeñas
venas llamadas capilares, donde deja su oxígeno en los tejidos del cuerpo y
vuelve al corazón, ya de color rojo oscuro debido a la pérdida de oxígeno.
Ya veis que no hay nada de azul en nuestra sangre. De
hecho, cada vez que nos extraen sangre (para donaciones o para muestras,
excepto en gasometrías que es arterial) la sangre que extraen es venosa y,
salvo que sean daltónicos y confundan el rojo con el azul, siempre la habrán
visto roja (si alguien se ha atrevido a mirar mientras le pinchaban, claro).
Perfecto y clarísimo ¿verdad?
Volvemos a la pregunta inicial, ¿por qué las venas son azules si ya hemos
visto que la sangre es roja? ¿Será porque la estructura de las venas es azul?
Pues tampoco es por eso, aquí tenemos una vena (no os quejaréis, el grado
de crudeza de las fotos a lo largo del artículo es progresivo):
Entonces, si ni las venas ni la sangre en su interior son azules, ¿por qué
las vemos azules?
Porque se trata de un efecto óptico debido a la piel. Las propiedades
físicas de ésta van a ser las que determinen el reflejo diferente de luz de
determinadas longitudes de onda. La piel refleja más luz roja que azul a lo
largo de toda su extensión. Sin embargo, en las zonas en las que hay venas, la
cantidad de luz roja reflejada es menor. Paradójicamente, aunque de la zona de
la vena se refleje más luz roja que azul, al reflejar más luz roja la piel de
alrededor, nosotros percibimos subjetivamente el color azul en la zona de la
vena. Dicho de otra forma, aunque nos llegue más luz roja reflejada nuestra
percepción visual nos hace verlas en azul. Si quieres comprobar este hecho sin
tener que arrancarte la piel, hay un sencillo experimento que puedes hacer:
Consigan una muestra de sangre, da igual si es de vaca, cerdo o cualquier
otro animal que tenga hemoglobina como nosotros. Échenla en un tubo de cristal
transparente cerrado (lo ideal sería un tubo de ensayo) y empiecen a sumergir
poco a poco este tubo en una jarra con leche. Al llegar a una profundidad
determinada, el tubo aparecerá de color azul por las mismas razones que hemos
explicado anteriormente y que sucedía en la piel.
Este curioso efecto óptico ha sido el que creó la famosas expresiones
“príncipe azul” o “personas de sangre azul” para referirse a la gente que
pertenecía a la nobleza o a una categoría social elevada. Estas expresiones
tienen su origen en las familias nobles de Castilla para afirmar que su sangre
era pura y no estaba mezclada con sangre judía o morisca. Y es que estas
personas solían tener la piel de color pálido, al no tener que tomar el sol
para trabajar. Este color pálido de la piel hace mucho más visible el color
azul de las venas en la piel, cosa que no ocurre con las personas morenas,
donde se observan mucho menos o incluso pueden ocultarse. Esta expresión
española ha sido de las pocas que se ha universalizado y adquirido en múltiples
idiomas.
Curiosamente, en la actualidad no son estas expresiones las que llevan a
pensar a algunas personas que la sangre de las venas es azul, sino los propios
médicos a través de los típicos esquemas donde se dibujan a las venas de color
azul y las arterias de rojo, pero no porque sean así, sino porque ayudan a
visualizarlas y distinguirlas en un simple vistazo. Claro que las personas que
no lo toman como esquemas sino como representaciones de la realidad terminan
extrapolando que la sangre de las venas es azul.
Sin embargo, no todo está perdido. La sangre azul
existe...
Claro que, si la tuviéramos, seríamos un molusco, un arácnido o un crustáceo.
Al igual que la hemoglobina de los vertebrados, su estructura es la de una
proteína globular con una parte proteica unida a un ión metálico, en este caso
el Cobre.
Vaya... desde un estricto punto de vista biológico, cuando los nobles
afirmaban que tenían la sangre azul lo que estaban insinuando es que eran
descendientes de moluscos y su sangre tenía hemocianina.
De lo que somos capaces los humanos con tal de sentirnos
diferentes... hasta de llevar cuernos...
De lo que somos capaces los humanos con tal de sentirnos
diferentes... hasta de llevar cuernos...
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