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lunes, 27 de febrero de 2017

¿PORQUÉ LAS VENAS SON AZULES SI LA SANGRE ES ROJA?

Altoooooo no beséis más sapos que no hay nada que hacer. Puede que existan los príncipes azules, las princesas, sapos, brujas y hadas bondadosas. Otra cosa bien distinta son los príncipes de sangre azul...



La sangre es, por definición, roja. De hecho, su similitud con el color de la salsa ketchup ha hecho en más de una ocasión que la segunda se utilice como sustituto de la sangre en más de una película de bajo y nulo presupuesto. Pero si la sangre tiene este color ¿por qué rayos vemos las venas azules?
Espero que mis lectores no tengan hemofobia (fobia a la sangre) no me gustaría inducir desmayos. Ya sabes, si empiezas a notar la tensión baja, agacha la cabeza o vete a algún sitio donde tumbarte para evitar el síncope.
Dentro del cuerpo humano las cosas funcionan de la siguiente manera: el corazón bombea sangre a nuestros pulmones, donde la misma se oxigena. Luego de esto la sangre entra en circulación abriéndose camino por las arterias, y en este momento su color es rojo intenso. Posteriormente, la sangre atraviesa pequeñas venas llamadas capilares, donde deja su oxígeno en los tejidos del cuerpo y vuelve al corazón, ya de color rojo oscuro debido a la pérdida de oxígeno.

Ya veis que no hay nada de azul en nuestra sangre. De hecho, cada vez que nos extraen sangre (para donaciones o para muestras, excepto en gasometrías que es arterial) la sangre que extraen es venosa y, salvo que sean daltónicos y confundan el rojo con el azul, siempre la habrán visto roja (si alguien se ha atrevido a mirar mientras le pinchaban, claro).
Perfecto y clarísimo ¿verdad?
 Volvemos a la pregunta inicial, ¿por qué las venas son azules si ya hemos visto que la sangre es roja? ¿Será porque la estructura de las venas es azul?
Pues tampoco es por eso, aquí tenemos una vena (no os quejaréis, el grado de crudeza de las fotos a lo largo del artículo es progresivo):

Entonces, si ni las venas ni la sangre en su interior son azules, ¿por qué las vemos azules?
Porque se trata de un efecto óptico debido a la piel. Las propiedades físicas de ésta van a ser las que determinen el reflejo diferente de luz de determinadas longitudes de onda. La piel refleja más luz roja que azul a lo largo de toda su extensión. Sin embargo, en las zonas en las que hay venas, la cantidad de luz roja reflejada es menor. Paradójicamente, aunque de la zona de la vena se refleje más luz roja que azul, al reflejar más luz roja la piel de alrededor, nosotros percibimos subjetivamente el color azul en la zona de la vena. Dicho de otra forma, aunque nos llegue más luz roja reflejada nuestra percepción visual nos hace verlas en azul. Si quieres comprobar este hecho sin tener que arrancarte la piel, hay un sencillo experimento que puedes hacer:
Consigan una muestra de sangre, da igual si es de vaca, cerdo o cualquier otro animal que tenga hemoglobina como nosotros. Échenla en un tubo de cristal transparente cerrado (lo ideal sería un tubo de ensayo) y empiecen a sumergir poco a poco este tubo en una jarra con leche. Al llegar a una profundidad determinada, el tubo aparecerá de color azul por las mismas razones que hemos explicado anteriormente y que sucedía en la piel.
Este curioso efecto óptico ha sido el que creó la famosas expresiones “príncipe azul” o “personas de sangre azul” para referirse a la gente que pertenecía a la nobleza o a una categoría social elevada. Estas expresiones tienen su origen en las familias nobles de Castilla para afirmar que su sangre era pura y no estaba mezclada con sangre judía o morisca. Y es que estas personas solían tener la piel de color pálido, al no tener que tomar el sol para trabajar. Este color pálido de la piel hace mucho más visible el color azul de las venas en la piel, cosa que no ocurre con las personas morenas, donde se observan mucho menos o incluso pueden ocultarse. Esta expresión española ha sido de las pocas que se ha universalizado y adquirido en múltiples idiomas.

Curiosamente, en la actualidad no son estas expresiones las que llevan a pensar a algunas personas que la sangre de las venas es azul, sino los propios médicos a través de los típicos esquemas donde se dibujan a las venas de color azul y las arterias de rojo, pero no porque sean así, sino porque ayudan a visualizarlas y distinguirlas en un simple vistazo. Claro que las personas que no lo toman como esquemas sino como representaciones de la realidad terminan extrapolando que la sangre de las venas es azul.


Sin embargo, no todo está perdido. La sangre azul existe...


Claro que, si la tuviéramos, seríamos un molusco, un arácnido o un crustáceo.



 Tienen su sangre azul gracias a una proteína llamada Hemocianina. Esta sustancia es la encargada de la respiración, en virtud de la unión de Oxígeno a través de átomos de Cobre que forman parte de su estructura y que le confieren su característico color azul.


Al igual que la hemoglobina de los vertebrados, su estructura es la de una proteína globular con una parte proteica unida a un ión metálico, en este caso el Cobre.



Vaya... desde un estricto punto de vista biológico, cuando los nobles afirmaban que tenían la sangre azul lo que estaban insinuando es que eran descendientes de moluscos y su sangre tenía hemocianina.

De lo que somos capaces los humanos con tal de sentirnos
diferentes...
 hasta de llevar cuernos...

sábado, 11 de febrero de 2017

¿LA PUEDES “PALMAR” CONSUMIENDO ACEITE DE PALMA?

El aceite de palma es un aceite de origen vegetal procedente de los frutos rojos de la palma. Esta palma tiene su origen en África occidental, donde ya extraían este aceite hace 5.000 años. Hoy en día, el aceite de palma se cultiva en África, Asia, América del norte y América del sur.
He buscado estudios recientes, pero no me queda del todo claro si es el primer o segundo aceite más consumido en el mundo. Me arriesgaría a decir que es el primero. Se usa en cosméticos, alimentos, velas… Tiene un extenso abanico de usos. Tan extenso, que se encuentra en uno de cada dos productos en el supermercado. Ojo a lo que acabo de decir, uno de cada dos es muchísimo. No por nada se producen 54 millones de toneladas al año de aceite de palma, puesto que su coste de producción no es elevado. Esta última cifra está en aumento.
El aceite de palma es sólido hasta los 30ºC y resiste muy bien la oxidación (para que nos entendamos, no se enrancia). Es por esto que se emplea en tantísimos productos como helados, masas de hojaldre, cremas, margarinas, pastelería…
Ahora que ya estamos más o menos situados sobre qué es y dónde lo podemos encontrar, viene la siguiente cuestión. ¿Por qué hay que evitarlo? ¿Qué lo hace tan peligroso?

Además del dato aportado por la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) en relación a que el aceite de palma es más cancerígeno que cualquier otro, cuando se refina a temperaturas superiores a 200 grados, el aceite de palma contiene un 50% de ácido palmítico (lógico, viniendo de la palma), que es un ácido graso saturado de cadena larga. Estos ácidos tienen capacidad aterogénica. Sí, sé que esto suena raro y difícil de entender. No os preocupéis, que os lo aclaro. En esto que os acabo de explicar se halla el porqué es muy peligroso consumirlo. Que tiene capacidad aterogénica significa que este aceite aumenta la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares. Esto, claramente, no lo pone en el envase del producto que lo contiene. No queda demasiado bonito. Lo que sí queda bonito es poner en ingredientes: “aceites vegetales”, que queda la mar de sano cuando en realidad lo que suele significar es “lleva aceite de palma, que aumenta la probabilidad de que te dé un chungo”.  El caso totalmente contrario al aceite de palma lo encontramos en el aceite de oliva, que es grasa monoinsaturada cardiosaludable. ¡Ah, mira como aquí sí suele poner en el envase con letras grandes que lleva aceite de oliva!
Como todo, en pequeñas dosis no tiene porqué resultar peligroso. Sin embargo, recordemos: uno de cada dos productos del supermercado lo contiene. De modo que, muchas veces sin saberlo, estamos consumiendo este aceite en exceso.
Estos son algunos de los productos populares que son elaborados con el uso del aceite de palma. Echadles un ojo, descubriréis que tenéis en la despensa más de un producto de los que enumero y sí son todos los que están pero no están todos los que son:

Crema de cacao Nutella, Galletas Oreo, Galletas Tuc, Galletas La Buena María de Fontaneda, Chocolates Ferrero Rocher, Chocolates Kinder Bueno y Kinder sorpresa, Chocolates Kit Kat, Chocolates Mars, Chocolates Snickers, Chocolates Twix, Bombones de Lindt, Dulces M&Ms, Leche junior crecimiento de Nestlé, La pizza de Casa di Mama, El postre Donuts, Caramelos Sugus, Cereales sabor yogur Special K de Kellogg’s, La margarina Tulipán, La margarina Flora, Doritos, Las patatas Ruffles, La crema de marisco de Knorr, Los tortellini de queso de Knorr, Cereales Nesquik, Cereales Estrellitas de Nestlé, El postre tiramisú de Dhul, La masa de hojaldre de Buittoni, El bacalao rebozado de Findus, Los sobaos de Martínez, Canelones de atún de Maheso, Flautas de bacon y queso de Azteca………
Hasta aquí, bueno, cada cual es libre de tomar lo que quiera. ¿Verdad? Pero es que aquí no está todo el problema. Ahora viene el otro problema importante que está causando el uso desmesurado de este aceite.
Ya os he comentado que las plantaciones de aceite de palma se han expandido a través de los trópicos del Sur, América del Sur, África, etc., pero dónde más impacto existe es en Asia, en países tales como Indonesia, Malasia o Papua Nueva Guinea, debido a la gran destrucción de los bosques y la selva tropical. Según WWF, cada hora se deforesta en Indonesia la superficie equivalente a 300 campos de fútbol. Pero vamos a ver, ¿estamos locos?. Esto equivale a una deforestación masiva y a la extinción de plantas y animales autóctonos de la zona. Entre 1.000 y 5.000 orangutanes mueren cada año. Y no sólo eso, las orangutanes hembra se venden a burdeles donde son prostituidas. Sí, sí, habéis leído bien. En ciertos países asiáticos, entre ellos Borneo y Tailandia, existen precarios establecimientos a los que, generalmente, trabajadores de pocos recursos van y pagan por sexo. Solo que en lugar de la tradicional trata de mujeres, niñas o adolescentes, por cierto un crimen también popular en la región, en este caso las víctimas son orangutanes con quienes, por cierto, compartimos casi 98% de estructura genética. Tras ser capturadas en selvas aledañas, las hembras son depiladas, perfumadas e incluso maquilladas, para luego, sujetas mediante cadenas que las inmovilizan, ‘satisfacer’ a los clientes. 

En fin…, hay momentos en que la condición humana o, mejor dicho, su región más baja, puede llegar a niveles desesperanzadores. Ciertos actos involucran una serie de aberrantes cualidades, cuya denigrante combinación nos lleva incluso a cuestionar la naturaleza del hombre contemplando la posibilidad de que elementos como la vileza o la maldad sean ingredientes intrínsecos. Pero más allá de estas reflexiones filosóficas, el caso de las hembras de orangután que prostituyen en burdeles humanos es, por lo menos, escalofriante.

Además, comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas han tenido que desplazarse de sus tierras para que se instale el monocultivo de palma. Por otra parte, varios estudios han relacionado la industria del aceite de palma con el trabajo en condiciones análogas a la esclavitud. El sector se caracteriza también por el uso de mano de obra infantil, según el Departamento de Estados Unidos en un informe de 2012. Como podéis observar, a las grandes empresas les encanta decir que defienden los derechos de sus trabajadores y que son respetuosos con el medio ambiente, pues bien, es mentira. Nestlé es un gran ejemplo de ello, al igual que la marca Ferrero, emplean este aceite mientras emiten anuncios de buen rollismo.

sábado, 4 de febrero de 2017

¿SUPOSITORIO: DEL DERECHO O DEL REVÉS?


¿Cómo se pone un supositorio? Es posible que el 99,9% de las personas a las que realices esta pregunta respondan lo mismo: ese glamuroso invento farmacológico se introduce por el lado de la punta. Sin embargo, vamos a ver que no hay consenso al respecto.


 


Un poco de historia del Suposittorium

El origen de los supositorios es ciertamente antiguo y se tiene constancia de que los antiguos egipcios, griegos y romanos ya utilizaban este sistema. Aunque fue a partir de finales del siglo XIX cuando su uso se extendió a la población por fabricarse a gran escala y comenzó a establecerse como estándar el familiar modelo torpedo, cuyo diseñador (Henry S. Wellcome) sugería su introducción por el extremo afilado. Y, así, desde los comienzos mismos de esta forma característica de supositorio, su colocación fue muy unida al sentido común y muy poco, por no decir nada, a la ciencia.

Durante la década de los 70, los supositorios de glicerina fueron el medicamento estrella, tanto es así que es difícil encontrar a alguien que ronde los 40 que no haya recibido uno de estos 'impactos'.

Históricamente han tenido indicaciones poco menos que cuestionables como las de los supositorios radioactivos para el tratamiento de la impotencia (Vita Radium, un producto para el uso rectal por parte de los hombres que devolvía el tono del sexo y confería energía a todos los sistemas: nervioso, glandular y circulatorio, según la publicidad. Y no acababan ahí sus beneficios, eran buenísimos contra las hemorroides y las llagas rectales -aunque no entiendo cómo, ya que los supositorios cargados de radiactividad debían introducirse por ahí precisamente-.. Cualquiera diría que no dejaban nada vivo a su paso, literalemente).





Actualmente son formas farmacéuticas poco utilizadas por los adultos, pero se siguen utilizando con frecuencia por su comodidad en lactantes y niños pequeños (evitamos que tengan que tragar, mal sabor de medicamentos, etc), en personas inconscientes o que no pueden tragar.

¿Cómo se pone realmente un supositorio?
Sea como fuere, ¿por dónde se pone en supositorio, por el lado afilado o por el plano? Esta trascendental y controvertida pregunta no tiene una respuesta clara y contundente.

Aunque durante un siglo se ha estado introduciendo por el lado extremo afilado, en 1991 apareció un estudio en la prestigiosa revista médica The Lancet que dio un giro de 180º al supositorio, tanto en el sentido metafórico como en el literal. A partir de seiscientos voluntarios, la mayoría egipcios, el estudio sugería que poniendo la punta plana primero, la inserción es más sencilla y satisfactoria porque el esfínter anal empujaba el extremo afilado hacia arriba y además se retenía mucho mejor que de la otra forma y era mucho menos probable tener que introducir el dedo por el ano para colocarlo bien. Las conclusiones se convirtieron inmediatamente en dogma: a partir de entonces, no sólo se explica así en las facultades de medicina sino que pasa a ser el estándar que se enseña en las escuelas de enfermería de todo el mundo. O sea que si vas a un hospital y necesitas un supositorio, probablemente te lo pondrán del revés. Pero lo más sorprendente es que después de este trabajo revolucionario, nadie vuelve a hablar nunca más del tema. Un artículo del 2006, publicado en el 'Journal of Clinical Nursing', se hacía cruces y reclamaba que serían necesarios estudios más completos y extensos antes de establecer una normativa tan universal.

Mientras tanto, parece que sólo existe una cosa totalmente cristalina hoy en día en cuanto a la colocación de los supositorios: que hay que sacarlos del blíster antes de introducirlos por donde la espalda pierde su digno nombre.

Otra cuestión interesante que no quiero que se me pase es que cuando hay que partir el supositorio porque la dosis tiene que ser la mitad, la forma de partirlo es a lo largo y no a lo ancho como se hace a veces.